El primer gran paso

¿Tenemos problemas financieros personales y/o familiares? ¿Cuál debe ser mi nivel de endeudamiento? ¿Mi endeudamiento está bajo control? ¿Mis gastos están bajo control?

Son las preguntas mínimas que debemos responder para nuestra autoevaluación y poder tener claridad de mi estado financiero. Si soy soltera (o) y vivo sólo, se debe tener un escenario, pero en el caso de que habite en un núcleo familiar con la combinación que sea, se deben tener en cuenta que los ingresos y gastos, así como el endeudamiento puede ser compartido y por lo tanto no podemos vernos como una isla.

Muchas veces tenemos un orden tal, o es decir un desorden que mientras no lo pongamos en blanco y negro o en una herramienta informática como Excel de Microsoft, nos puede poner de frente a un problema de sobreendeudamiento o desorden en los gastos tal, que no me permiten generar un ahorro para resolver algún requerimiento de compra de un bien o servicio que queremos adquirir y que, por no priorizar, nunca vamos a tener los recursos.

Cuando logramos establecer las causas de lo que ocasiona que no logremos nuestras metas financieras, básicamente estaríamos ante un iceberg. Donde en la parte bajo el agua están aspectos como el estilo de vida, desorden en los pagos, no respetar el presupuesto (si es que lo tengo) y mal uso de tarjetas de crédito.

Puede darse el caso de que se logre determinar que no sabemos utilizar las tarjetas de crédito, por lo que deberíamos proceder a deshacernos de las mismas, reeducándonos con respecto a la forma de gastar, usando sólo tarjetas de débito. Se debe llevar el control de cada colón, dólar, peso o la moneda que aplique, que gastamos en la casa. En cuanto al resto de miembros del hogar, se deben evangelizar con este control del gasto, y en el caso de niños por medio del ejemplo, que ellos vean lo que hacemos y cuál es la razón por la que se hace, además de que los mantenemos informados de cómo va avanzando la situación.

Se debe hacer la revisión, seguimiento y ajuste del presupuesto, los miembros del grupo familiar deciden que se incluye o que se excluye, de acuerdo a sus posibilidades reales. Prioridad número uno es hacer los pagos básicos: electricidad, agua, demás servicios, impuestos municipales, teléfonos y los préstamos.

Nuestro estilo de vida debe ser cada vez más sencillo, usando transporte público, caminando todo lo que se pueda, lo que redunda en una mejor salud personal, pues se baja de peso, lo que también nos hace sentir mejor y nos ayuda en lo emocional, que también es muy importante. Lo más importante es sin duda la parte emotiva, ganarse de nuevo la confianza del núcleo familiar, que crean en lo que hacemos, comunicarles todo lo que pase y lo que no pase, ser transparente en todo sentido. Nos da tanta tranquilidad que todos conozcan el detalle de las entradas, saber cuánto hay en todas las cuentas, cuánto se debe y a dónde. Alimentar esa llama que debe volver a brillar en nuestro hogar, eso hace que siempre se busque hacer los cambios que sean necesarios para mantener y fortalecer nuestra principal empresa que se llama familia.

Hay muchas formas de buscar ayuda, una de las mejores es Finanzas con Propósito, pero también hay otras como Plata con Plática.

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2 comentarios sobre “El primer gran paso

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