Libro: ¿Quién paga eso?

¿Cómo están mis finanzas? Es la primera pregunta a la que debemos tener una respuesta contundente y sincera. Lamentablemente muchas veces buscamos evadir la realidad para que no nos duela tanto.

¿Quién paga eso? Es un título que sirve de tributo a un amigo que ha sido base en el ordenamiento de las ideas expuestas en este libro, pero que además es una frase coloquial, que hace referencia al pago de las cuentas, al hecho de que cuando es la hora de pagar, muchos “zafan el lomo” (se quitan) o manifiestan que no es parte de las labores que les corresponde como parte de su salario. Pero en la mayoría de los casos, ante la presión social, muchas personas adquieren bienes que no son de su real necesidad y terminan pagando cuentas que no pueden pagar, con dinero que no tienen.

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Ideas para bajar los gastos

Las crisis financieras vienen y van como las olas, la diferencia está en cómo estoy preparado para sobrellevar las crestas y aprovechar los valles.

Hay crisis que tienen su origen en nuestras decisiones, como cuando asumimos más deuda de la que nuestro presupuesto nos permite, gastamos y botamos la plata sin medida, peor aún, cuando entramos en negocios ilícitos o corruptos, y cuando sin medir el riesgo, entramos en negocios demasiado arriesgados.

Muchos vivimos en una continua crisis financiera a causa de nuestras decisiones internas. Pues tomamos préstamos en una forma descontrolada y esto se combina con pérdida de empleo o variaciones en nuestro nivel salarial que hacen que nos veamos limitados para poder estar al día en nuestros compromisos financieros.

Algunas de las veces se viven malos momentos financieros debido a los malos hábitos, porque también entramos en crisis de valores, donde empezamos a dar información incompleta o falsa de nuestro estado de ingresos para que el préstamo que estamos solicitando sea aprobado. También se da, y no en pocos casos que se solicita un préstamo para hacer mejoras a la casa y lo usamos en una buena parte o en su totalidad, para otras actividades como viajes, paseos, cambiar carro, y esto nos hunde aún más, degradando nuestra atención a las finanzas personales.

Este es un aspecto muy usual para crear enfrentamiento entre parejas, buscando culpables o culpándose uno al otro. Sin embargo, el tema debe ser buscar las causas raíz para no volver a cometer los mismos errores, ver las señales, hacer los ajustes. Lo que estemos pasando hoy puede ser la combinación de múltiples errores y no sólo la última decisión que hizo que el vaso derramara la gota.

Puede que su situación actual sea favorable, Dios quiere que así sea, entonces este capítulo le ayudará a reconocer las señales de los errores más comunes que hemos cometido algunas personas y le ayudarán a evitar caer en el mismo hueco.

Lo peor que uno puede hacer es pensar “eso no me va a pasar a mí”, y lo digo por experiencia propia, esa frase más bien te ciega y hace que cada vez te hundas más, sin buscar una salida eficiente de tu situación financiera.

Es aquí donde surge el tema de lo que podemos hacer, pero, importantísimo, es que debemos establecernos límites y autorespetar lo que definamos. A continuación, algunas de las recomendaciones recopiladas en diferentes autores y experiencia personal.

Considero que en primer lugar debemos ponernos límites y respetarlos. Es decir, poner límite máximo de gasto en diferentes rubros de acuerdo con el presupuesto, límite máximo en nivel de endeudamiento, pero también debemos tener un límite mínimo de ahorro. Ante situaciones en las que ya se sabe que no tenemos capacidad financiera o son ilícitas, lo mejor es hacer retirada y continuar nuestra vida por el camino correcto que nos trazamos.

Sea un consumidor prudente e inteligente, con base en el orden financiero, debemos tener siempre a mano los montos disponibles para gastar por categoría y rubro. Si vamos a gastar en algo que no está dentro del presupuesto, debemos activar las alarmas y hacernos las tres preguntas esenciales: ¿quiero ese artículo o servicio?, ¿necesito ese servicio o artículo?, y por último debo cuestionarme ¿puedo pagarlo?

Tenemos que acostumbrarnos a vivir con lo que tenemos, no busquemos vivir con dinero prestado, en esto hay que hacer un esfuerzo superior. Debemos organizarnos bien, hacer un plan para salir de deudas y mantener nuestro historial crediticio limpio, si necesita ayuda búsquela.

Debemos desarrollar el hábito y la disciplina del ahorro. Nuestro ahorro debe tener un objetivo claro, un tiempo definido y un monto establecido, de lo contrario es una buena intención, pero puede fracasar. Si se define adecuadamente, siempre lo vamos a defender, es decir, nos vamos a pagar primero y vamos a ser consistentes. El nivel de ahorro debe estar arriba del 5% de nuestros ingresos, ideal un 10%, pero lo mejor es que sea del orden del 15% o más.

Debemos desarrollar el hábito de buscar aprender cada día más sobre cómo mejorar nuestras finanzas. Leer, consultar, buscar información en internet, redes sociales en general, preguntar, que ningún tema, que se relacione directamente con usted, le genere dudas. Al final, usted debe tener la capacidad de desarrollar sus propias técnicas de control de gastos, ahorro e inversiones. Pero, sobre todo, enseñe a sus hijos todo lo aprendido, busque diferentes formas de transmitírselos, para que ellos no tengan que experimentar lo que usted ya vivió.

Algunas de las acciones que podemos implementar para ahorrar en nuestras casas es tomar el control de nuestro recibo por servicio de electricidad. Identificando los electrodomésticos que consumen más energía e implementando medidas para un uso más eficiente en el hogar.

Bajar la factura por consumo de electricidad puede parecer una misión difícil, sin embargo, sí es posible siempre que modifiques ciertos hábitos en las casas.

Tan solo basta tomar algunas medidas inteligentes para evitar el consumo de más, tales como no abrir la refrigeradora muchas veces al día o usar la secadora a pesar de tener un lugar para secar la ropa.

Se recomienda revisar en el recibo de la electricidad los kWh (unidad de energía por hora) que se gastan por mes, para llevar un mayor control. En la mayoría de los casos, la factura trae un historial de los últimos meses, lo que permite al usuario analizar el comportamiento del consumido todos los meses.

Algunos consejos que pueden ayudar para bajar el recibo de la electricidad son:

* Al comprar electrodomésticos, selecciona los que consumen menos energía, por ejemplo, el sartén eléctrico, el coffee maker, la olla de cocimiento lento, la refrigeradora y la olla arrocera.

* Aproveche al máximo la capacidad del horno, y evite abrirlo constantemente. Además, puede apagarlo poco antes de finalizar la cocción para aprovechar su calor residual. Ten presente que los hornos eléctricos reducen en consumo de electricidad hasta en una tercera parte en comparación con los de la cocina.

* Las ollas o recipientes deben ser del tamaño del disco. Si utilizas una superficie mayor a la del calentador provocará mayor tiempo de cocción.

* Si tiene lavadora de platos activa la opción de ahorro de energía si está disponible. Enjuague cargas completas y procure usar el ciclo de secado sin calor.

* Evite abrir el refrigerador de manera innecesaria, pues al hacerlo ingresa aire caliente que aumenta el consumo de energía.

* Es importante revisar que la superficie de la plancha esté siempre limpia para que el calor se distribuya de forma uniforme. Procura desconectar poco antes de terminar y aprovecha su calor residual.

* Durante el baño, cierre la llave cuando te enjabonas y lavas el cabello. Utiliza agua tibia, así podrá ahorrar hasta un 25 % de energía. En la medida de lo posible use agua fría.

* Trate de lavar la ropa en jornadas semanales y no en pequeñas cantidades. Además, use el detergente necesario, pues el exceso produce más espuma y hace trabajar más el motor.

* Enciende la secadora, plancha o pinzas para el cabello cuando esté lista para comenzar. Procure usar la opción de menor temperatura.

Adicionalmente se necesita de actividades de mantenimiento que nos ayuden a generar ahorro. Cuando la termo ducha está atascada producto de los minerales que arrastra el agua portable que llega a nuestras casas, hace que nuestro proceso de limpieza corporal sea más lento, y por ende gastemos más electricidad.

En el caso de las secadoras de ropa, si el filtro del aire está sucio, se produce un trabajo ineficiente del aparato y por consecuencia, debemos usar durante más tiempo este equipo que es de muy alto consumo eléctrico.

Otro de los ejemplos lo tenemos en la lavadora, donde tenemos muchos puntos que se deben mantener limpios. Los modelos más recientes usan una bomba de agua para drenar el desecho de lavado. Si esta bomba no está suficientemente limpia, se produce un trabajo ineficiente que aumenta y hasta duplica los tiempos de evacuación del agua de desecho. Por otro lado, puede que en el tubo de abastecimiento de agua potable exista algún pre filtro que ayuda a evitar que algún elemento que venga arrastrado por el agua de cierto tamaño pueda ingresar a la lavadora. Este puede hacer que, por suciedad, el proceso de llenado sea lento y, por ende, resulta en que los ciclos de lavado sean más lentos y consuman más electricidad. En general, todo lo que se mueva en la lavadora debe estar limpio, pues se pueden dar ineficiencias que se manifiestan en un mayor consumo de electricidad y agua.

Hay muchas formas de buscar ayuda, una de las mejores es Finanzas con Propósito, pero también hay otras como Plata con Plática. Un lugar interesante para consultas es el foro <hagamos números> donde se pueden leer varios artículos relacionados con este tema.

Si le gustaría tener información adicional de cómo elaborar un presupuesto (por ejemplo en Excel de Microsoft®), llevar su control de gastos y tener siempre el detalle de sus préstamos, puede escribir al correo para consultas y comentarios. (enlace)

Es importante que leas o repases nuestros artículos El primer gran paso , Un plan para salir adelanteSe debe dar mantenimiento a nuestras finanzasEndeudamiento, mitos y realidades¿Realmente tengo activos en mis finanzas personales? COVID-19 crisis financiera para todos

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COVID-19 crisis financiera para todos

Siempre nos han recalcado que debemos estar preparados para emergencias, que debemos tener un ahorro para cualquier eventualidad. ¡Es importante estar preparados para cualquier crisis! Pero ¿de qué tamaño es la crisis a la que debemos estar preparados?

Al inicio se veía muy largo, pobres chinos, la están pasando mal con ese coronavirus, ojalá lo puedan parar y, sobre todo, que encuentren una vacuna que les ayude a que no se convierta en una pandemia. Luego se salió de las fronteras de China y se empezó a transmitir de país en país, además de que, con la maravilla de la aviación y sus múltiples conexiones, pronto estaría en todos los continentes.

Fue hasta el 11 de marzo de 2020 que la Organización Mundial de la Salud (OMS) declara el brote de coronavirus una pandemia global, y activa los protocolos establecidos como tal (El País, 2020).

Con esta declaratoria, la OMS les solicita a todos los países:

·         activar y ampliar los mecanismos de respuesta a emergencias;

·         comunicarse con las personas sobre los riesgos y cómo pueden protegerse;

 ·         encontrar, aislar, probar y tratar cada caso de COVID-19 y rastrear a las personas con las que haya estado en contacto.

Desde el punto de vista salud, son excelentes medidas para detener el contagio. Pero, esto lleva a las empresas a reducir o parar sus operaciones. Los gobiernos deben limitar el tránsito de personas y su permanencia en lugares públicos y prohibir las concentraciones masivas de personas. Se insta a la población a quedarse en casa.

Muchas empresas comienzan a manifestar que este parón se vuelve insostenible y esto lleva al gobierno a generar decretos y al Legislativo a modificar leyes que, por buscar el equilibrio económico del país, van en contra de la estabilidad financiera familiar y personal de muchas personas.

A estas alturas de la crisis, ya hay muchos sin empleo, otros con jornadas reducidas y en el mejor de los casos, se tiene trabajo, pero en condiciones que se está expuesto a que en cualquier momento pueden contagiarse. Para colmo de males, cada vez con menos medios de transporte y te dicen, “aquí está su trabajo, es su responsabilidad llegar por sus propios medios, así que, si no se presenta, hay otros que están afuera sin empleo y dispuestos a llegar donde sea”.

¿Qué podemos hacer en estos momentos? En el tiempo que estemos en medio de estas crisis, lo primero que debemos tener es calma. Tomarnos el tiempo para revisar qué tenemos en nuestra alacena, con qué alimentos contamos, tenemos frutas, verduras o legumbres sembradas en nuestro patio o finca, cuánto dinero tenemos. Los insto a no usar tarjetas de crédito, aunque se ponga muy difícil la cosa.

Nuestras decisiones deben hacerse con mucha cautela, no hacer compras arrastrados por lo que está haciendo el resto de la gente (salir a comprar un montón de papel higiénico, por ejemplo). Qué necesita para pasar los próximos 15 días y comprar estrictamente lo necesario. Buscar comer lo más sano posible, enfermarse y tener que parar en un centro médico a estas alturas es lo menos recomendado.

Aprovechar que estamos ahorrando en combustible o pago de transporte público, para destinarlo a los gastos en que hemos incrementado, por ejemplo, en productos de limpieza. Hoy más que nunca, nuestras finanzas deben tener un control milimétrico, un cierre diario y revisión de cada gasto que realicemos.

Existe la tentación de que como estamos todos en casa, mandemos a traer comida para evitar la fatiga, pero ¡cuidado! Este es un gasto hormiga que se nos puede estar disparando. Les recomiendo que, para evitar esa fatiga, se dividan adecuadamente las tareas de la casa. Que todos aportemos en la cocina, la limpieza, el orden y sobre todo las actividades de convivencia e integración del grupo familiar que mucha falta hacen en esta crisis.

Lecciones aprendidas hay “hasta para tirar para arriba”, como decimos en mi pueblo:

·      en los contratos de alquiler debe haber cláusulas que ayuden a suavizar este tipo de situaciones, que permitan a ambas partes salir delante de la crisis, si el inquilino pierde el trabajo o le reducen su contrato, que haya opción de renegociar.

·      en los contratos de trabajo, debe existir legislación que permita agilizar más la toma de decisiones para evitar la quiebra del negocio, sin prescindir de la fuerza laboral.

·      contratos de seguros, con opciones para respaldarse, tanto individualmente como en el caso de las empresas, para que, ante estas pandemias, exista la opción de tomar un seguro que me permita tener ingresos durante el período acordado en la póliza.

·      las empresas y por supuesto las personas, también deben tener dentro de su mapa de riesgos, la aparición de pandemias o situaciones similares que ponen en crisis a todos y a todo lo que nos rodea.

Esta crisis pasará, pero no debe pasar en vano.

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Bibliografía:

El País. (2020). El País. Recuperado el 29 de marzo de 2020, de La OMS declara el brote de coronavirus pandemia global: https://elpais.com/sociedad/2020-03-11/la-oms-declara-el-brote-de-coronavirus-pandemia-global.html

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¿Realmente tengo activos en mis finanzas personales?

“Tengo una casa que me da seguridad, es mi más grande activo”; “compré un carro que es mi mejor inversión”; “estoy comprando una finca que me garantiza el futuro”. Son algunas de las frases que estamos acostumbrados a escuchar, ¿pero realmente son activos o son un pasivo más en nuestro estado financiero?

Esto es que si compramos una casa por medio de una hipoteca (caso de Costa Rica en una ciudad fuera del área metropolitana) y representa el pago mensual de $460, debemos pagar $30 por impuestos sobre esa propiedad, unos $10 en seguros y entre mantenimiento y otros servicios unos $60 mensuales. Por otro lado, logramos alquilarla en unos $390 y con suerte nos pagan al día y en forma completa, nos da como resultado un pasivo de unos $170. Es decir, nos genera una salida de dinero de nuestras cuentas de $170 que no tendríamos que pagar si no tuviéramos la casa.

Incluso muchas veces usamos ahorros para pagar la prima o el enganche de la casa que estamos comprando; y probablemente esos ahorros nos estaban generando ingresos por los intereses que ganaban en un depósito a plazo o alguna inversión similar.

Por otro lado, está el aspecto del valor de ese activo en el tiempo, pues lo que hoy compro en $60 000, el otro año puede valer $50 000 o puede que se valore en unos $75 000. Además de la depreciación normal de este tipo de activos con el tiempo, hay una incertidumbre producto del mercado, donde se dan apreciaciones y depreciaciones de valor.

Cuando compramos un carro, es uno de los ejemplos más claros de que estamos adquiriendo un pasivo (nuestro dinero sale del bolsillo), pues los ingresos que podría generar, posiblemente en ahorros (muchos intangibles), nunca compensarían del todo los egresos que esta adquisición me genere.

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Entonces ¿qué es un activo? Robert Kiyosaki, en su libro “Padre rico, padre pobre” nos hace un listado de que se podría considerar como activos en nuestro estado financiero:

  • Negocios que no exigen mi presencia. Yo soy el dueño, pero otras personas los administran.
  • Bienes inmuebles que generen ingresos.
  • Pagarés (o notas de deuda).
  • Derechos de autor en concepto de propiedad intelectual como música, guiones y patentes.
  • Cualquier cosa que tenga valor, que genere ingresos o que se revalorice, y para la que haya un mercado dispuesto a comprarla en cualquier momento.

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Endeudamiento, mitos y realidades

¿Qué deudas debo pagar antes de que sea demasiado tarde? ¿Cómo puedo distinguir unas de otras? ¿Cómo saber si es un problema?

Si imagináramos un mundo en el que nadie pudiera pedir un préstamo: ni para la casa, ni para el carro y posiblemente tampoco regalos por Navidad, puede que sería caótico.

La posibilidad de tomar prestado dinero es vital. De hecho, mucho de los prestamos son “deuda buena”, como cuando el pago de esa deuda es asumible y nos ayuda a pagar algo con el tiempo, como las hipotecas. El problema aparece cuando las deudas se salen de control y no podemos pagar lo que debemos. Eso es lo que se conoce como deuda “mala”. ¿Cómo puedo distinguir unas de otras? ¿Cómo saber si es un problema? Primero, necesitamos saber más sobre el tipo de deuda que tenemos.

Algunas deudas están respaldadas o garantizadas por una propiedad, lo que significa que, si dejas de pagarlas, puedes perder el bien en cuestión. En el caso de las hipotecas, por ejemplo, el banco te puede forzar a vender tu casa. En el caso de un préstamo para un vehículo, el prestamista se puede llevar tu auto. Dado que este tipo de deudas están ligadas a grandes bienes, como viviendas o vehículos, es importante priorizar el pago de éstas.

Las deudas que no están aseguradas traen más riesgos para el prestamista, ya que no hay manera de recuperar el dinero si se no se cumple. Por ello, tienen un tipo de interés más alto. En este grupo, se encuentran las tarjetas de crédito, la mayoría de los créditos bancarios y los préstamos entre particulares. Para la mayoría de personas, la deuda en la tarjeta de crédito no es un problema, ya que el 80% paga el balance total a finales de cada mes. No obstante, para aquellos que no lo hacen, los tipos de interés son altos, normalmente de hasta más de un 40% anual. Así que es fácil que este tipo de deuda esté fuera de control.

Las consecuencias de no pagar el impuesto sobre la vivienda, por ejemplo, pueden ser muy graves, incluso pueden llegar a rematar tu propiedad. Llegados a un punto extremo, los proveedores de servicios como la electricidad pueden llegar a cortar el suministro, así que esas facturas también son una prioridad. Por otro lado, los bancos no tienen manera de tomar medidas contra uno si no se realiza el pago de la deuda de la tarjeta de crédito o de préstamos, más allá de rebajar el historial de crédito.

¿En qué momento hay que preocuparse? Básicamente hay tres signos claros de que tu deuda es un problema:

  1. Tiene que recortar gastos en comida.
  2. No te queda dinero para ahorrar a final de mes.
  3. Sólo hace el pago mínimo en tu tarjeta de crédito.

Si llevas un presupuesto y control de gastos, de acuerdo a los cálculos, debes garantizar que tu deuda por hipoteca no supere el 30% de sus ingresos. Y la deuda de consumo no sea mayor al 15%.

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Se debe dar mantenimiento a nuestras finanzas

“Lo que no se mide, no se controla”. Esta frase la escuché por primera vez en el año 2002 y quedó grabada en mi interior, de forma tal que, aunque la situación sea completamente cualitativa, siempre hay alguna manera de medir y comparar. Más importante aún, es que debemos marcarnos un objetivo, entonces medimos y comparamos contra el objetivo trazado.

El primer gran paso es definir su situación actual (El primer gran paso), si esta etapa no la hacemos con sinceridad, orden, disciplina y verdaderamente convencidos de su necesidad, no tendremos los cimientos necesarios para tener una gran edificación.

El presupuesto debe ser revisado al menos una vez al mes, de cara a nuestros ingresos, sus variaciones, incrementos en el mejor de los casos, pero puede suceder que recibamos menos, por lo que, de acuerdo a la priorización de necesidades establecida en el presupuesto, procedemos a eliminar gastos que no son necesarios.

Cuando se dan variaciones negativas en nuestros ingresos o se presentan gastos de emergencia, se recurre a tarjetas de crédito o préstamos rápidos, que además son a muy alto interés, y empieza el desbalance en nuestras finanzas. Por eso hay que actuar antes, es decir, si ya sabemos que vamos a tener menos ingresos en un mes o en un período, inmediatamente debemos ajustar nuestros gastos.

Muchas veces lo queremos justificar como que fue de pronto, fue una emergencia, pero aquí es donde tenemos que ser firmes con nosotros mismos, pues para las emergencias debe haber un ahorro y un catálogo donde tengamos definido ¿qué es una emergencia?

La mayoría de las veces este comportamiento de “no cambio” en nuestros hábitos de consumo, a pesar de que nuestros ingresos o gastos han variado, se debe a la presión social que nos rodea y a la que cedemos fácilmente. Porque, aunque estemos en una situación económica “apretada”, seguimos asistiendo a fiestas, partidos de fútbol, salidas a almorzar con los compañeros, cine y otros eventos que probablemente estemos cubriendo con crédito de consumo.

Es aquí, donde debemos revisar nuestros hábitos de consumo, establecer los motivos que me impulsan a gastar, y siempre hacer un alto para cuestionarnos: ¿lo quiero? ¿lo necesito? ¿puedo pagarlo? Si alguna de las respuestas es negativa, ¡procedamos con la huida!

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Un plan para salir adelante

Una vez que conocemos cuál es nuestra situación financiera real, es primordial hacer y mantener un presupuesto, pero, ante todo, respetarlo. Puede resultar tedioso y hasta aburrido hacerlo la primera vez, pero el presupuesto es nuestro plan de ruta de cómo vamos a distribuir nuestros ingresos, si vamos a invertir, ahorrar o sólo vamos a mantener nuestros gastos.

Se debe insistir en que el primer gran paso es definir su situación actual (El primer gran paso), si esta etapa no la hacemos con sinceridad, orden, disciplina y verdaderamente convencidos de su necesidad, no tendremos los cimientos necesarios para tener una gran edificación. No ocupamos datos finos, pero sí que tengamos toda la información de las entradas y salidas.

Debemos fijarnos metas financieras que nos ayuden a implementar objetivos realistas y medibles que nos tracen una ruta de por dónde vamos a ir en nuestro camino financiero personal. Es decir, si decidimos que vamos a hacer un ahorro para un viaje, debemos tener claro que, en la distribución de nuestros ingresos, tenemos que cubrir primero las necesidades básicas (alimentación, salud) y compromisos (impuestos, colegiaturas, suscripciones), y determinar el monto que podemos destinar para el ahorro. Por otro lado, si al hacer el presupuesto, caemos en la realidad de que no nos alcanza para gustitos, el cine, salidas con los amigos, entre algunos ejemplos, entonces debemos ajustarnos a ese marco.

Aun cuando tenemos claridad en qué podemos gastar y cuánto es el monto máximo, puede que, por tristeza, alegría o por un momento de querer demostrar amor, seguridad, estemos gastando el dinero que no tenemos (usando la tarjeta de crédito) o cambiando las prioridades que definimos en nuestro presupuesto. Debemos autoevaluarnos y conocer que emociones son las que nos mueven a comprar y, sobre todo, a gastar de más en algo. Cuántas veces, sin necesitarlo, vamos a un centro comercial sólo a “pasar el rato” y salimos con ropa, zapatos o alhajas que no necesitamos; o sólo el hecho de comer o tomarnos un café ahí que puede estar fuera de nuestros números.

Salir deudas 01

Mucho de lo que se habla en este tema, tiende a quedar como abstracto, porque no hay una fórmula mágica ( y=m•x+b ). Todos tenemos una causa raíz o causa base por la que tenemos el estado financiero que tenemos (bueno y malo) y eso nos hace únicos como el ADN. Luego el entorno en el que nos formamos y por último la sociedad en la que vivimos, tienden a definirnos factores como el nivel de endeudamiento, el nivel de gasto, en qué nos endeudamos, en qué gastamos. Es así como, no sólo con una refundición de deudas es suficiente para salir adelante. Cada quien tiene su fórmula exitosa.

También es importante escuchar lo que otras personas han vivido, sufrido y/o disfrutado, algo de eso nos puede funcionar (no todo, recuerda que somos diferentes). Es habitual escuchar a persona, que aduciendo tener posgrados en temas de economía, finanzas y afines, aconsejan prepararse con ahorros, refundir deudas, invertir en esto o aquello; pero debemos escuchar a las personas que, con base en la experiencia vivida, nos dicen ahorre de esta forma, no se endeude con ese tema, no invierta en ese negocio, haga las cosas de esta forma, es decir debemos tener en cuenta el consejo sabio.

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Otro de los errores capitales es buscar el dinero fácil. No todo es malo, pero la mayoría de las veces cuando con poco le dicen que va a ganar mucho, y ante todo en muy poco tiempo, algo no anda bien. Debemos ser cautos, “despacio porque precisa” como dicen en mi tierra, el sentido de urgencia es una de las armas más poderosas que usan los embaucadores, nos envuelven en un ¡compre ya! porque la promoción es sólo por hoy, “mañana le cuesta el doble”. Trabajemos duro, dando lo máximo de nuestro esfuerzo y obtendremos los frutos poco a poco y en el tiempo de Dios.

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El primer gran paso

¿Tenemos problemas financieros personales y/o familiares? ¿Cuál debe ser mi nivel de endeudamiento? ¿Mi endeudamiento está bajo control? ¿Mis gastos están bajo control?

Son las preguntas mínimas que debemos responder para nuestra autoevaluación y poder tener claridad de mi estado financiero. Si soy soltera (o) y vivo sólo, se debe tener un escenario, pero en el caso de que habite en un núcleo familiar con la combinación que sea, se deben tener en cuenta que los ingresos y gastos, así como el endeudamiento puede ser compartido y por lo tanto no podemos vernos como una isla.

Muchas veces tenemos un orden tal, o es decir un desorden que mientras no lo pongamos en blanco y negro o en una herramienta informática como Excel de Microsoft, nos puede poner de frente a un problema de sobreendeudamiento o desorden en los gastos tal, que no me permiten generar un ahorro para resolver algún requerimiento de compra de un bien o servicio que queremos adquirir y que, por no priorizar, nunca vamos a tener los recursos.

Cuando logramos establecer las causas de lo que ocasiona que no logremos nuestras metas financieras, básicamente estaríamos ante un iceberg. Donde en la parte bajo el agua están aspectos como el estilo de vida, desorden en los pagos, no respetar el presupuesto (si es que lo tengo) y mal uso de tarjetas de crédito.

Puede darse el caso de que se logre determinar que no sabemos utilizar las tarjetas de crédito, por lo que deberíamos proceder a deshacernos de las mismas, reeducándonos con respecto a la forma de gastar, usando sólo tarjetas de débito. Se debe llevar el control de cada colón, dólar, peso o la moneda que aplique, que gastamos en la casa. En cuanto al resto de miembros del hogar, se deben evangelizar con este control del gasto, y en el caso de niños por medio del ejemplo, que ellos vean lo que hacemos y cuál es la razón por la que se hace, además de que los mantenemos informados de cómo va avanzando la situación.

Se debe hacer la revisión, seguimiento y ajuste del presupuesto, los miembros del grupo familiar deciden que se incluye o que se excluye, de acuerdo a sus posibilidades reales. Prioridad número uno es hacer los pagos básicos: electricidad, agua, demás servicios, impuestos municipales, teléfonos y los préstamos.

Nuestro estilo de vida debe ser cada vez más sencillo, usando transporte público, caminando todo lo que se pueda, lo que redunda en una mejor salud personal, pues se baja de peso, lo que también nos hace sentir mejor y nos ayuda en lo emocional, que también es muy importante. Lo más importante es sin duda la parte emotiva, ganarse de nuevo la confianza del núcleo familiar, que crean en lo que hacemos, comunicarles todo lo que pase y lo que no pase, ser transparente en todo sentido. Nos da tanta tranquilidad que todos conozcan el detalle de las entradas, saber cuánto hay en todas las cuentas, cuánto se debe y a dónde. Alimentar esa llama que debe volver a brillar en nuestro hogar, eso hace que siempre se busque hacer los cambios que sean necesarios para mantener y fortalecer nuestra principal empresa que se llama familia.

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